domingo, 31 de julio de 2011

A) COMPONENTE TEÓRICO: ¿SOCIEDAD DE LA INFORMACIÓN O SOCIEDAD- RED?

Dos reflexiones sobre la Revolución  Informacional
Si bien en la actualidad presenciamos una serie de transformaciones en las esferas cultural, política y económica que se vinculan con los cambios introducidos por la denominada “revolución informacional”. En este marco se ha acuñado el concepto de “sociedad de la información”, para hacer referencia a la estrecha vinculación entre los cambios en la vida cotidiana que introduce la expansión de la tecnología. Sin embargo, el uso extendido de este concepto es bastante debatido en la actualidad. 
Una primera cuestión sobre la que algunos autores señalan su discrepancia con este concepto es el hecho de que la información ha sido un elemento decisivo en todas las sociedades  y en el modo de producción capitalista en general, y no es exclusiva de la actual revolución informacional. Lo que sí resulta diferente es que en la actualidad la información es, a la vez, materia prima.
Según Castell, son tecnologías para actuar sobre la información, no  sólo información para actuar sobre la tecnología, como era el caso en las revoluciones tecnológicas previas.                                                               
 En este sentido, este autor prefiere el uso del término modo de desarrollo informacional para referirse a una economía capitalista en la cual, la generación, el procesamiento y  la  transmisión de la información se convierten en las fuentes fundamentales de la productividad y del poder, debido a las nuevas condiciones tecnológicas que surgen en este período histórico. Una segunda cuestión, la noción de sociedad de la información comenzó a cobrar presencia a partir del desarrollo de programas gubernamentales específicos, entre ellos el de los Estados Unidos (conocido como “Autopista de la información”) y el de la Comisión Europea (“Sociedad de la información) durante la década del 90. Estos programas se propusieron explícitamente difundir la convicción del impacto irreversible que las nuevas tecnologías de la información y la comunicación tendrían, particularmente, en el ámbito de la economía. Uno de los postulados clave de estas políticas era que las TIC producirían un efecto de ampliación sobre las actividades económicas, bajo la condición de que su incorporación se diera en un marco de liberalización de las políticas públicas, desregulación de los mercados y competitividad. Sin embargo, la experiencia de diferentes países  ha dado cuenta de que la mera incorporación de las TIC no genera dicho efecto derrame y que se requiere un trabajo y políticas específicas para que las tecnologías brinden mejores oportunidades en la vida de sus usuarios.

                                                                                                      

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